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Histórico y mexicano

Una prenda que habla de tradición, amor a nuestro país y pasión por el color.

La construcción de la identidad nacional, desde la perspectiva de la moda, se ha discutido con frecuencia desde diferentes ángulos y contextos. Lo cierto es que existen prendas que, a lo largo del tiempo, han acompañado a la mujer de nuestro país durante su vida y también en su memoria.

Entre ellas se encuentra el rebozo. Y es que esta pieza, tan histórica como nacional, es una representación de lo que se adquiere sin pensar, de aquello que incluso se hereda y también de lo que evoluciona.

Dicho lo anterior, podemos asegurar que en el guardarropa de la mayoría de las mujeres mexicanas ha existido o existirá, un rebozo. ¿Por qué? Bien, existen infinidad de razones. Un rebozo no sólo es un accesorio de moda, también es una prenda multifuncional que, si bien resalta un look, también sirve como manta, cubre a los pequeños, protege del frío y hasta acompaña las versiones más elegantes de las mujeres en eventos de importancia y distinción.

Hablar del rebozo, también es hablar de la historia mexicana. La prenda ha sido parte del panorama nacional desde tiempo atrás, sobre todo si se toma como punto de partida la colonización; precisamente a partir del mestizaje, ese encuentro entre dos mundos, sucedió el nacimiento de una nueva cultura y origen de lo que hoy conocemos (y somos).

Su forma, texturas y colores (incluso estampados), han cambiado con el paso de los años. Al igual que la propia mujer mexicana, sus intereses, manifestaciones y lo que se entiende como moda (desde la que acompaña todos los días como la que se puntualiza con un objetivo determinado), el rebozo sigue en constante evolución.

Artistas de todas las expresiones, figuras políticas, mujeres de sociedad y aquellas que lideran el hogar, estamos convencidos que la gran mayoría han lucido un rebozo con orgullo.

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