¿El comprador cambió?
Apuesta por la emoción, un elemento importante para conectar con compradores de diferentes generaciones.
El mercado se encuentra en evolución constante: los intereses de los compradores cambian según las décadas, las motivaciones van de un lado a otro, al igual que las tendencias. Sí, todas las industrias sufren una inevitable metamorfosis que obliga a los empresarios a mantenerse actualizados.
Lo mismo sucede con la moda. Incluso con cambios más vertiginosos. Al tratarse de un sector creativo, la moda se enfrenta a cuestiones estéticas año con caño y también -desde hace algunos años- al señalamiento de una nueva generación que cuestiona procesos más sostenibles y demuestra compras más inteligentes.
En ese sentido, la industria de la moda a nivel internacional se encuentra en una de las etapas más desafiantes: entender que su comprador está cambiando.
Para ello, la invitación que hacemos a quienes encabezan un emprendimiento dentro de la moda o bien, cuentan con una firma consolidada (desde el ámbito del diseño, la comercialización o la producción masiva) a poner atención a puntos relevantes.
Entre estos se encuentran:
La calidad no es un plus, es una obligación. Años atrás se presumía como herramienta de venta el buen estado de las prendas. Hoy nadie espera encontrar calidad como un plus, es un valor intrínseco que no puede ponerse en duda.
La durabilidad es importante. Compras menos fugaces y más inteligentes, no solo responden a los cuestionamientos por lograr una realidad sostenible, sino al interés que existe por extender la vida de un producto, no solo en el periodo del usuario que lo compró sino las posibilidades que vienen después: donarlo, reutilizarlo o aprovechar sus propiedades para crear algo nuevo.
El origen y el proceso, dos cuestionamientos. Sí, hoy en día hay compradores o distribuidores que tomarán decisiones de compra en función de información importante, desde conocer dónde y cómo fue creada la prenda, el accesorio o calzado en cuestión.
La emoción, el eterno hilo conductor
Puede que el consumidor o tu cliente final haya cambiado la forma de entender el mercado, así como la manera de usar una prenda. Sin embargo, existe un elemento que une tanto a productores como diseñadores, con mayoristas, coleccionistas o amantes de la moda.
Ese hilo conductor es la emoción. Tocar fibras sensibles del consumidor siempre será un valor agregado que las firmas de moda pueden usar a su favor. Hablamos, en otras palabras, de contar historias alrededor de un producto.
¿Cómo hacerlo? Bien, diseños inspirados en temas particulares, colaboraciones creativas, campañas emotivas, material audiovisual de impacto y mucho más.
La emoción no cambia, al contrario, suma al discurso de las firmas de moda y complementa sus procesos que -sin duda- hoy tienen que poner atención a un mundo que pide un comercio justo, una competencia leal y una realidad más ecológica.